TRADICIONES

 

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GASTRONOMÍA
 

* Aguardiente

* Cangrejos de la laguna

* Calostros

* Sangre frita

* Nitos

* Patatas con bacalao

* Sopas de ajo

* Escabeche con cebolla

* Morcillas

* Chorizos

* Cocido

* Tencas de la barrera

* Torresnos

 

 


 

GASTRONOMÍA

 

Sopas de ajo:

Ingredientes: 1 barra pequeña de pan duro, 6 dientes de ajo, Cebolla picada, 1 cucharada de pimentón, 4 huevos, Aceite, sal y perejil 

Preparación: Ponemos en un sartén un buen chorro de aceite de oliva, en el que freiremos el pan duro cortado en rebanadas. Una vez dorado (no mucho) se saca y se reserva. En el mismo aceite freímos los ajos y la cebolla picada (una cucharada sopera aproximadamente). Agregamos el pimentón, retirando en ese momento del fuego para evitar que se queme. Ponemos el pan en una cazuela de barro y vertemos el sofrito  sin los ajos, que tiraremos. Ponemos un litro de agua hirviendo y sazonamos al gusto. Removemos para unificar la mezcla. Se añade una ramita de perejil y llevamos a ebullición, dejando a fuego lento durante 10 minutos. Metemos en el horno calentado previamente a 180º hasta que se forme una costra en la capa superior. Cascamos los huevos sobre la sopa, con un poquito de sal, y volvemos a meter al horno hasta que las claras hayan cuajado.

 


 

Aguardiente:

Muy típico en Bercianos. Antiguamente las familias con el frío que hacía y lo pronto que salían al campo a labrar, se metían unos buenos lingotazos de orujo para desayunar.

Actualmente no se pasa tanto frío y no es necesario para madrugar, pero hay que seguir la tradición y la gente sigue bebiendo como cosacos noche y día.

 

 

 


 

 

Patatas con bacalao:

Las patatas con bacalao se preparan durante todo el año, y lo mismo se hacen para comer que para cenar, antiguamente el bacalao se comía especialmente el día de nochebuena.

INGREDIENTES:

- patatas

- bacalao

- aceite o manteca

- ajo

- pimentón

- cebolla

ELABORACIÓN:

Se pelan las patatas. A continuación se cascan para que tarden menos en cocerse y queden mejor cocidas. Se pone una sartén a la lumbre con un poco de aceite o manteca y se echan las patatas y los trozos de bacalao junto con uno o dos granos de ajo picado, unos trozos de cebolla y un poco de pimentón. Se da unas cuantas vueltas a todo en la sartén. Se echa en un puchero o cazuela de barro y se añade agua y sal.

Se vuelve a poner todo a la lumbre durante media hora, si se hace en puchero de barro, sujeto éste con un sesero; y si se hace en cazuela, puesta ésta sobre las trébedes. Después hay que volcarlo en una cazuela de barro y comer directamente de este recipiente todos los comensales.  

 


 

 

Los chorizos:

 

Después de haber estado un día colgado en el portal para que se oree la carne, los hombres estazan el cerdo. Van cortando las diferentes piezas: almas, jamones, delanteros, lomos, etc. y van desprendiendo la carne de los huesos. Esa carne se utiliza para hacer las salchichas con las que se llenan los chorizos. Las salchichas o picadillo se hacen con una máquina de picar carne.

Antes se echaban los ingredientes a bulto, pero ahora se pesan las salchichas por aquello que se suele decir de que “pesas y medidas quitan de porfías”. Por cada kilo de magro echamos:

. 20 g de sal

. 13 g de pimentón dulce

. 2 g de pimentón picante

a lo que añadimos:

. un grano de ajo por kg

. orégano a gusto del consumidor, pues hay personas a las que no les gusta y otras que, si no echas, no prueban los chorizos.

Se amasa todo bien hasta que las salchichas cojan color y olor y, una vez amasado, se echa en una terriza y se deja reposar durante tres días.

A los tres días se hacen los chorizos con la misma máquina de picar carne, pero cambiando las cuchillas de cortar por un embudo para ir llenando las tripas. Se coloca un intestino en el embudo y se llena la máquina de salchichas. Con una mano se va dando a la manivela y con la otra se sujeta el intestino para que no corra demasiado, porque quedarían los chorizos huecos. Al mismo tiempo, se va pinchando con una aguja para que la tripa no reviente. Cuando el intestino esta lleno, se ata con un hilo de algodón de tramo en tramo para que quede más prieto y para marcar los tallos de chorizo que se cortarán para enterrarlos en las ollas.

Listos ya los chorizos, se cuelgan en las varas del techo de la cocina para que se sequen con el aire y el humo. Cuando ya están secos, se cortan los tallos que hemos atado, se dan una vuelta en la sartén y se echan en una olla de barro cubriéndolos con aceite de oliva. Así pueden conservarse los chorizos durante todo el año y no hay mayor placer que zamparse un tallo de chorizo con un trozo de pan y echarse un buen trago de vino.

 


 

Las morcillas:

 

Las morcillas, típico manjar de León y que por suerte todos hemos tenido oportunidad de probar. Pero si bien ahora nos resulta muy fácil adquirirlas en cualquier carnicería y cualquier época del año, hay que recordar cuando no era tan fácil, si no que había que esperar a que en cada casa se llevara a cabo la tan ansiada matanza del cerdo.

 

Sobre noviembre (San Martino), cuando ya estaba bien entrado el frío del invierno, se planteaba matar el cochino que con tanto mimo se había estado cuidando durante casi un año. Ya la víspera parecía una fiesta, las familias se juntaban. Se picaba cebolla y luego con una “media luna” de hierro se hacían trozos más pequeñitos. Se preparaban las madejas de hilo, haciendo un ovillo, y se “cortaban sopas”, es decir, se partía pan en trocitos finos, se rociaba con un poco de agua caliente, para que fuese recalando y así al día siguiente echarlo a la sangre.

morcilla

Por fin llegaba el día de la matanza. Por la mañana, muy temprano, todos los hombres de la casa “se echaban unas copitas de aguardiente”, que se tenía guardado especialmente para ese día y que, como casi todo en aquella época,  se había elaborado artesanalmente. Con eso y unas pastas, todos muy contentos se dirigen a la pocilga a por el cerdo, los hombres con cuchillo y gancho y las mujeres con un cubo y el pan preparado la noche anterior.

Entre todos consiguen tumbar al cerdo en un banco aparente para tal tarea. El matador busca el sitio oportuno y le hunde el cuchillo hasta el mango. El animal comienza a sangrar. Hay que tener mucho cuidado y recoger la sangre en el cubo donde teníamos preparado el pan. Al mismo tiempo, y con el fin de que la sangre no se cuaje, se tiene que dar muchas vueltas a la misma.

Una vez conseguido esto, hay que procurar que la sangre se mantenga fresca, cosa que resultaba muy difícil, pues entonces no había frigoríficos, así que se guardaba en las despensas.

Los hombres se quedaban con el cerdo con el fin de chamuscarle y, una vez hecho esto, lo traían a casa; se le sacaban las tripas, que se recogían, y con mucho cuidado se volcaban en una mesa. Nuevamente las mujeres se ponían manos a la obra separando las tripas gordas de las finas. Las tripas gordas servían para hacer morcillas y las finas para hacer chorizos.

Una vez separadas, se iba a lavar las tripas.

Nuevamente se llevaban las tripas a casa. Allí se cortaban a la medida del tamaño que se quisieran las morcillas y se cosían por una lado, dando dos vueltas, de modo que el cosido quedara en forma de cruceta. De nuevo se procedía a lavar las tripas, esta vez con vinagre, mucha cebolla, harina y sal, para desinfectarlas y que quedaran más blanquitas. Además, se lavaban mucho con agua tibia, para terminar aclarándolas con agua fría.

Las tripas ya estaban limpias, así que con darles la vuelta, pues había que dejarlas del revés, quedaban listas para llenarlas con el mondongo.

Mientras se llenaban las tripas, se ponía a calentar en la lumbre una caldera con agua. Una vez que ésta estaba caliente, aunque no demasiado, se echaban las morcillas a cocer, pinchándolas antes una a una con una aguja gorda para que no reventaran.

Cuando empezaba a hervir el agua, había que espumarlas, es decir, quitar la espuma que se iba produciendo en la superficie con una penca de berza limpia. Pasada una hora, las morcillas ya estaban hechas, así  que se sacaban de la caldera y, en cuanto se podía, se probaban: las mujeres al sacarlas y los hombres en la bodega.

 

Para terminar y con el fin de evitar que se estropearan o al menos conseguir que duraran más, al día siguiente se colgaban en unas varas que se tenían sujetas en los techos de las cocinas.  

Con la begiga del cerdo se hacía un "balón" una vez sacada del cerdo "claro está" la pinchábamos con una paja y soplábamos hasta que hinchara, después la atábamos con un nudo y a jugar.

 


 

Los Nitos:

 

Los nitos se hacían (...y se hacen) en Semana Santa, sobre todo el Domingo Gordo —que era el domingo antes de carnaval—.

Se pone agua a hervir en una cazuela y se echa un poco de sal y bicarbonato; luego se añade un poco de manteca de cerdo para que se derrita en el agua caliente. A continuación se va echando harina en la cantidad que vaya embebiendo el agua. Después se amasa bien la masa con una cuchara y con las manos y se bate bien una yema de huevo —sólo la yema— que se extiende por dicha masa.

Luego se coge una botella que no tenga letras ni dibujos y se estira bien la masa con la botella. La botella no tiene que tener letras, porque sino se quedan señaladas en la masa y no queda bien.

Se corta la masa en tiras un poco al bies y se van friendo en una sartén con bastante aceite que esté bien caliente. Luego se espera a que se enfríen en poco y se echa por encima miel. Si no se tiene miel, también se puede echar azúcar. Y luego... ya están preparadas para comerlas.

 


 

Las tencas:

 

Las tencas siempre han sido un plato característico de Bercianos. En las tres "barreras" del pueblo y en la laguna grande, siempre se criaron excelentes ejemplares, por lo que este pescado llegó a convertirse en uno de los platos peculiares.

La receta: (Tencas al jamón)

Ingredientes: Tencas, jamón, limón, ajo, aceite y harina.

Preparación: Se limpian las tencas, se rebozan con leche y harina, se rellenan de jamón, y se fríen en una sartén en la que habremos puesto mitad aceite, mitad margarina. Se refríe el ajo y el jamón con un chorro de limón. Se esparce por encima y se adorna.

 


 

Cangrejos:

 

Los cangrejos se encuentran en la "Laguna Grande", y los últimos años han estado de moda", se han repoblado vertiginosamente, y los vecinos acuden a diario a las "regueras" colindantes de la laguna con "calderos" a recogerlos.

 

 

CANGREJOS GUISADOS

                        Tiempo de preparación: 30 minutos

 

INGREDIENTES:

. cangrejos de río

. aceite de oliva

. una cebolla

. una cucharada de harina

. una cucharada de pimentón

. una hoja de laurel

. guindilla

. ajo

. tomate frito

. un cubito de caldo de pescado

. sal

. agua

 

PREPARACIÓN:

Se lavan bien los cangrejos y se les va sacando la ranilla, es decir, capando.

A continuación los freímos en una sartén con un poco de aceite hasta que queden un poco colorados; los volcamos en una cazuela y los apartamos del fuego.

Picamos finamente la cebolla.

Preparamos una salsa con un refrito de: cebolla, guindilla, harina, pimentón, tomate frito previamente, una hoja de laurel, sal, ajo y agua.

Vertimos la salsa encima de los cangrejos, los ponemos a cocer durante quince minutos y… ¡listos para comer!  

 


 

Calostros:

Era leche de vaca recién parida, que se dejaba cuajar.

 

 

 

 

 


 

Sangre frita:

 

 

 

 


 

Escabeche:

 

 

 

 


 

Chorizos:

 

 

 


 

Cocido: