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E U F R A S I O R O D R I G U E Z M E N C I A

8. La ganadería

El ganado mayor existe casi exclusivamente en función de las necesidades agrícolas, por su utilidad en las complejas faenas del campo.

Es insignificante el número de vacas ñecheras, y las crias del ganado que no se reservan para el t rabajo suelen venderse    pronto en las ferias de los centros comarcales. Sigue en est e punto la tónica general de Tierra de Campos, aunque con la diferencia que testifica la presencia de formas de vida parecidas pero no idénticas: la alternancia de la vaca con la mula en las labores agrícolas.

El labrador medio posee su pareja de vacas, preferidas para el trabajo a los bueyes, pues si bien éstos tienen mayor potencia de tiro, son más lentos y no se precisa esfuerzo dema siado intenso para trabajar tierras de suelo ligero, comunicadas por caminos generalmente llanos o de suave inclinación; añaden la ventaja de proporcionar crías casi todos los años, cuya venta contribuye a aliviar las cargas familiares.

Los imperativos de las nuevas técnicas de cultivo, l a necesidad de incrementar al máximo la superficie y, en consecuencia, de activar en lo posible las faenas del campo, han aconsejado al labrador de valerse, en lo posible, de animales más rápidos, como la mula y el caballo; pero incluso los más ricos, junto con las mulas, poseen su pareja de vacas para ciertos trabajos señalados en los que prestan ayuda eficaz.

La evolución seguida por el ganado vacuno responde a esta realidad histórica, ya que viene ligada armónicamente al fin utilitario que hemos analizado. Tuvo su momento álgido en el siglo pasado, para ir cediendo a medida que la mula hacía su penetración el pueblo.

En el año 1899 había 227 vacas de labranza a las que se añadían 205 de ganado cerril y toros; en cambio, el año 1960 presenta una cabaña de 110 vacas y otro número aproximado del mismo ganado no utilizado en los trabajos del campo. El descenso ha sido notable.

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